viernes, 12 de febrero de 2016

Revolución Industrial

  1. Características y consecuencias de la Revolución Industrial

    La palabra revolución indica un cambio no sólo profundo, sino también rápido. Si situamos la I Revolución Industrial entre 1780 y 1850 abarcamos un período de 70 años. Hay incluso algunos historiadores que fechan el inicio en 1750, por lo que habría durado un siglo. Setenta o cien años no es un período precisamente corto para emplear la palabra revolución; no obstante es lícito usarla en el sentido de transformación profunda.

    ¿Qué es la Revolución Industrial?
    La palabra revolución indica un cambio no sólo profundo, sino también rápido. Si situamos la I Revolución Industrial entre 1780 y 1850 abarcamos un período de 70 años. Hay incluso algunos historiadores que fechan el inicio en 1750, por lo que habría durado un siglo. Setenta o cien años no es un período precisamente corto para emplear la palabra revolución; no obstante es lícito usarla en el sentido de transformación profunda.


    El adjetivo industrial también plantea problema. Se la ha identificado a menudo con la aparición de un sistema fabril caracterizado por la producción en grandes cantidades y la utilización de maquinaria; pero esta definición resulta restrictiva, pues Gran Bretaña, al industrializarse, experimentó cambios en toda su economía. Por tanto, cuando nos refiramos a la revolución industrial, tenemos que entenderla como un crecimiento económico global que algunos países experimentaron desde fines del XVIII hasta finales del XIX.



    Características fundamentales de la revolución industrial:

    • Aplicación de nuevas tecnologías al proceso de producción para el mercado.
    • Expansión del horizonte económico desde el autoconsumo familiar a los mercados nacionales e internacionales, lo cual fue posible por la especialización económica de regiones enteras.
    • Emigración de la población desde las comunidades rurales a los núcleos urbanos.
    • Despersonalización de las relaciones de trabajo en la unidad típica de producción, que pasa del taller familiar a la fábrica (factory system), si bien el putting out convivirá con las fábricas durante la revolución industrial.
    • Especialización de la mano de obra.
    • Uso extensivo del capital.
    • Aparición de dos nuevas clases: la burguesía industrial y el proletariado.

    La Revolución Industrial en Inglaterra y en el continente europeo:
    Hacia 1870, con el empleo de nuevas fuentes de energía, algunos sectores industriales ingleses renovaron totalmente su tecnología y multiplicaron su producción. Son los llamados motores de la revolución, y a ellos nos vamos a referir a continuación.


    El sector textil:
    La industria algodonera fue la primera industria revolucionada. Sus inicios parten de fines del XVII cuando por toda Europa se extendió la moda de los tejidos de algodón estampado (indianas). La competencia que éstos representaban para los tradicionales paños de lana hizo que a principios del siglo XVIII los fabricantes de tejidos de lana obtuvieran del parlamento una ley que prohibiera la importación de las indianas. Esto provocó el que se llegara a realizar todo el proceso de fabricación en la misma Inglaterra.

    El algodón resume todos los rasgos de la I Revolución Industrial:
    • Materia prima abundante y barata. Importada.
    • Concentración de la producción en una región reducida (Lancashire).
    • Un mercado que estimula la producción.
    • Amplios beneficios que permiten la financiación.
    • Renovación continúa de las técnicas.


    Será dentro de este último punto donde veremos avances bastante interesantes:
    A.- En 1764 aparece la hiladora de usos múltiples, Spinning Jenny, de Hargraves. Permitía hilar varios hilos a la vez, y, lo más importante, podía ser manejada por un solo obrero.

    B.- En 1769 Richard Arkwright inventó la Water-frame, impulsada ya por agua. Mejoró la calidad de los hilos y fue impulsado primero por energía hidráulica y luego por máquina de vapor. Constituyó la pieza clave para el desarrollo de la industria textil.

    C.- En 1779 Samuel Crompton inventa la hiladora intermitente, Mule-Jenny. Su superioridad sobre las demás radica en que permitía fabricar un hilo más fino y resistente, y se obtenía de ella una gran diversidad de hilos.

    Con las tres máquinas señaladas se disparó la productividad en la fase del hilado. Se producía demasiado hilo para que los telares pudieran trabajar con la misma rapidez. La solución vino en 1787, cuando Edmund Cartwright inventó el telar mecánico, movido a vapor. En 1830, más del 50% de las exportaciones inglesas correspondían a los tejidos de algodón.


    La industria siderúrgica:

    La siderurgia fue otro sector industrial que revolucionó su tecnología en la segunda mitad del XVIII. Esto se debió a la sustitución paulatina de la madera por el carbón.

    En 1750 Abraham Derby puso en marcha el método de coquización. El carbón de coque, obtenido a partir de la hulla sometida a un proceso de calcinación, al tener un alto poder calorífico, permitió aumentar la producción media de los altos hornos.

    La calidad del hierro mejoró cuando Henry Cort puso a punto, en 1784, el método de pudelaje y laminación. El primero consistía en eliminar del hierro el carbón y el azufre, y el segundo, en laminar mediante un sistema de rodillo.

    La introducción de la máquina de vapor constituyó otro progreso fundamental en dos aplicaciones, impulsar el sistema de inyección de aire en los altos hornos (Wilkinson, 1776), lo que elevó considerablemente la temperatura de éstos, y dar movimiento a los martillos de forja (Wilkinson, 1782). Hacia 1830 la industria siderúrgica experimenta un fuerte aumento de la demanda; la causa será la llamada era del ferrocarril. En 1825 George Stephenson efectúa la combinación entre el raíl y la máquina de vapor, que años después arrastraría un tren desde Manchester a Liverpool a la increíble velocidad de 40 km/h.

    El trabajo de perfeccionamiento estaba ya hecho para 1850. La red viaria se convirtió en el mayor campo de inversión de los capitales, favoreciendo la expansión de la industria siderúrgica y permitiendo la especialización agrícola.

    Hasta 1870 Gran Bretaña llevaba una enorme ventaja al resto del mundo. Exportaba algodón, maquinaria de vapor, capital y técnica. Desde mediados del XIX otros países se incorporarán a la revolución industrial, pero su volumen de producción no será equiparable al inglés.

    La Revolución Industrial fuera de Inglaterra:

    Francia:
    El crecimiento industrial en ésta fue lento y gradual. No hubo un gran crecimiento demográfico, y el sistema de explotación de pequeñas propiedades prohibió el uso de maquinaria.

    El crecimiento que la economía francesa experimenta entre 1780 y 1870 no se puede calificar de revolución industrial. Los escasos avances que llegaron de Inglaterra se vieron frenados por las guerras de la Revolución y del Imperio. Convencionalmente se ha venido situando la fase de despegue de la economía francesa en la época del II Imperio (1851 Napoleón III).

    El desarrollo industrial de este período se apoyó en el capital financiero. Los ferrocarriles y las obras públicas, promovidas por el barón Haussman, le dieron un gran impulso a la industria de la construcción y a la siderurgia, ya que el hierro se convirtió en el material arquitectónico de vanguardia.


    Alemania:
    Las características de la revolución industrial alemana son la simplicidad de su desarrollo y el papel que en ella jugó el Estado.

    Alemania contaba con fases seguras, alta natalidad, mano de obra numerosa y abundancia de materias primas, pero la condición previa para el despegue fue la creación en 1830 del Zollverein (unión aduanera), cuya consecuencia más inmediata fue estimular las relaciones comerciales entre los estados alemanes. El ferrocarril tuvo aquí un papel importante a la vez que estimuló la industria siderúrgica (Silesia, Renania, Cuenca del Rhur).

    Estados Unidos:
    Tiene connotaciones distintas. Es un país nuevo sin tradición industrial, rico en recursos naturales y escasamente poblado. La falta de mano de obra obligó a que, más temprano que en Europa y a mayor escala, la industria diera mayor importancia al factor tecnológico, incluso en la agricultura.

    Cuando, hacia 1870, se cierra la primera revolución industrial, Inglaterra, Francia, Alemania y EE.UU. han consolidado su predominio en el mundo.

    No se puede universalizar el modelo británico, ya que aunque otros países copiaron la tecnología, los técnicos, las fábricas, la disciplina laboral incluso, la experiencia de otros países no tuvo que ver ni en el producto fabricado ni en el destino de dicho producto.

    Cuando se produce la industrialización tanto Gran Bretaña como Bélgica tenían ya un mercado interno consolidado.

    En el momento que los países que copian a Gran Bretaña, diez años después, están desarrollando sus mercados internos, los británicos estaban ya expandiéndose en el mercado exterior. En consecuencia, estos países tuvieron que limitarse a su propio mercado (no muy grande porque tampoco habían llevado a cabo la transformación previa necesaria de las estructuras agrarias).

    Sólo los países que basaron su industrialización en otros productos distintos a los británicos pudieron triunfar (el caso de Alemania que lo hizo con la industria química).


    Conflictos sociales de la revolución industrial:
    La industrialización conllevó una transformación paralela de la sociedad. La sociedad estamental quedó desplazada por un nuevo orden social, la denominada sociedad de clases. Al mismo tiempo surgió un proletariado con unas condiciones de vida consideradas de miserables. La inmigración no cesaba en las grandes urbes, en las que trabajaban mujeres, hombres y niños en jornadas laborales de 17 horas.

    La mano de obra era abundante y por tanto barata, y en las ciudades proliferaban los suburbios. Las leyes amparaban a los empresarios y, el proletario, en un principio, no podía si sabía organizarse. El ludismo se convirtió en una de las primeras formas de protesta. El coste social de la revolución industrial y la ausencia de medidas para paliar las graves desigualdades sociales explican el eco que tuvieron los planteamientos del socialismo.

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